Si vives rodeado de mujeres bellas, elegantes, sencillas, delicadas, fuertes, amables, estrictas, renegonas, chismosas, engreídas, lloronas, "autohumillables", quejosas, observadoras (fijonas), demoronas y mandonas, este blog te permitirá conocer a una más.

El recorrido será largo, desde los cambios emocionales típicos de una fémina, hasta aquellos detalles que te harán suspirar y llorar -incluso si eres hombre y te alucinas un súper macho-. Cada relato te enseñará una nueva lección.

Puede que este blog te ayude a comprender a esa chica con la que sueñas o , todo lo contrario, confundirte aún más. De algo estoy segura, por lo menos al ser escrito por una mujer, las chicas siempre tendremos la razón.

Quiero enseñarte ese camino que me permite agradecer a Dios por su inmenso amor, por ser mujer y por sobre todo: perdonar a esta cosmopolita.

Si tienes alguna sugerencia, escribe aelperdondelcosmopolita@gmail.com

jueves, 2 de diciembre de 2010

DESPEDIDA

¡Oh viejito¡¿recuerdas ese día? Sí, sé que sí. Ese día cuando mi piel aún era tersa y suave, cuando los años no se asomaban por mi rostro. Cuando la juventud brillaba por mis poros. Cuando nos conocimos.


Eras un mozuelo elegante pero sencillo, romántico y también realista.

Esposo amado, no llores por favor, destrozas mi corazón. Lágrimas mojan tu rostro agrietado por la vejez, tus cabellos lucen tan blancos como los míos. Tus ojos marrones se han inundado por tu llanto. No viejito no llores.

Sí, casi 50 años juntos, planificábamos felices las bodas de oro, hasta que sutil y engañosa apareció la muerte y trazó esa línea que me separó de ti.

No viejito, no llores. He dejado tu ropita planchada, sí esa camisa a cuadros que tanto te gusta y que hoy te las ha puesto para el funeral. No te olvides de recoger tus zapatos donde don Emilio, mejor que vaya lucho. Tú debes descansar, pero no llores viejito no.

Ves mi rostro, inerte, te desgarras en llanto. Sabes que estoy durmiendo, quiero que vivas por mi. Te amo tanto mi viejito no llores, Vamos sé feliz, hazlo por mi. Mira que los chicos van a llorar.

Te acuerdas cuando Abigail cayó del árbol, sé que sonríes. La abrazaste, le dijiste que todo el dolor pasaría. Sí, mi viejo precioso, todo dolor pasa incluso este.

Ya es hora de partir, pero antes quiero sentir tu mano por última vez, ¡oh¡ mira, tengo el aro que nos unió. Pensé que lo sacarías, tú también luces el tuyo. Toma mi mano y despídete de mí. Cuida a los chicos. Diles que su madre los ama y los amará desde la eternidad, pero no llores viejito lindo que haces más difícil mi partida. Sabes que es inevitable.

Te amo despídeme de todos.

Adiós.

Tu esposa.

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