Si vives rodeado de mujeres bellas, elegantes, sencillas, delicadas, fuertes, amables, estrictas, renegonas, chismosas, engreídas, lloronas, "autohumillables", quejosas, observadoras (fijonas), demoronas y mandonas, este blog te permitirá conocer a una más.

El recorrido será largo, desde los cambios emocionales típicos de una fémina, hasta aquellos detalles que te harán suspirar y llorar -incluso si eres hombre y te alucinas un súper macho-. Cada relato te enseñará una nueva lección.

Puede que este blog te ayude a comprender a esa chica con la que sueñas o , todo lo contrario, confundirte aún más. De algo estoy segura, por lo menos al ser escrito por una mujer, las chicas siempre tendremos la razón.

Quiero enseñarte ese camino que me permite agradecer a Dios por su inmenso amor, por ser mujer y por sobre todo: perdonar a esta cosmopolita.

Si tienes alguna sugerencia, escribe aelperdondelcosmopolita@gmail.com

jueves, 20 de mayo de 2010

Adios¡¡

Odio los hospitales.
Las luces blancas que auguran el cielo que pronto recibirá a estos desdichados que hoy yacen,
en estas oxidadas camas de fierro.
El olor a formol y a medicina me atormenta, me enferma, me produce náuseas.
Me hace ver la realidad.

Sigo contando los días, las horas, los minutos , los segundos;
me quedan...ya perdí la cuenta.
he gastado dos segundos en este suspiro, solo sé que falta poco antes de tu partida.

Obligaré al tiempo a quedarse estático, aunque sea en mis pensamientos.
sé que será imposible , pero por lo menos lo tendré en mis más oscuros sueños.

Hoy te fuiste y junto a ti te llevaste mi futuro, mis esperanzas, mis anhelos, he quedado vacía, sola como una mariposa perdida entre el bullicio de Lima Cercado.

Una profunda tristeza invade mi ser, no puedo concebir que hayas partido.
Admito que nunca regresarás, eso vi en tus ojos cuando inmóvil eras puesto en esa caja de madera.

Lloraba tu madre, tus hermanos, lloraban tus amigos del colegio, los de la universidad.
Todo tu universo lloraba, pero yo no.
Mis lágrimas se habían secado, mis ojos como un desierto lleno de un dolor arenoso que incomprensible es arrastrado por el viento llamado muerte.

Un auto negro,relativa mente viejo, nos llevaría a esa gran despedida, al eslabón final que trágicamente trazó la muerte.
Llegué a aquel lugar imnombrable.
Vi como lentamente se hundieron en se hoyo, mis sueños, mi futuro.

Odio los cementerios. El olor a tristeza.
El cielo plomo que ya recibió a muchos de los desdichados cuyos restos hoy yacen bajo tierra.
El olor a dolor , tristeza y agua empozada, me enferma , me produce náuseas.
Me mata.

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