Si vives rodeado de mujeres bellas, elegantes, sencillas, delicadas, fuertes, amables, estrictas, renegonas, chismosas, engreídas, lloronas, "autohumillables", quejosas, observadoras (fijonas), demoronas y mandonas, este blog te permitirá conocer a una más.

El recorrido será largo, desde los cambios emocionales típicos de una fémina, hasta aquellos detalles que te harán suspirar y llorar -incluso si eres hombre y te alucinas un súper macho-. Cada relato te enseñará una nueva lección.

Puede que este blog te ayude a comprender a esa chica con la que sueñas o , todo lo contrario, confundirte aún más. De algo estoy segura, por lo menos al ser escrito por una mujer, las chicas siempre tendremos la razón.

Quiero enseñarte ese camino que me permite agradecer a Dios por su inmenso amor, por ser mujer y por sobre todo: perdonar a esta cosmopolita.

Si tienes alguna sugerencia, escribe aelperdondelcosmopolita@gmail.com

jueves, 19 de agosto de 2010

Adios (versión completa)

Este poema en un inicio lo publiqué incompleto, en realidad pensé que ese era un buen final, pero me di cuenta que nunca la muerte podía vencer el amor.


Cuando te vi pasaste desapercibido.
Tal vez, tu encantadora timidez opacó tus grandes ojos cielo.
O tus lentos movimientos ocultaron tu brillante sonrisa, no lo sé.

Pero Cupido se encargó de hacerme una mala jugada, no le importó que recién cicatrizaba en mi, este órgano al que llamamos corazón,
este órgano que no es más que el alma entera.
Aún se podían ver en él esas huellas producto de un amor que feneció.

Eros incrustó en lo profundo de mi ser una saeta impregnada de un amor hermoso y fugaz.
Fue en ese trance en el que te vi perfecto, idóneo, ideal.
Tus defectos se esfumaron con el viento o con mi apasionada ceguera.

Tu sonrisa iluminaba mi día, era la vitamina que recargaba mis fuerzas, era el impulso que necesitaba para seguir adelante.
Hoy ya no rio.

Recuerdo nuestras carcajadas, nuestras citas, nuestros besos, nuestros sueños.
Era un hermoso paraíso, pero nada es perfecto.
El destino me quería hundir, herir, matar. Tu 'adiós' casi lo logra.

Aún maldigo aquel día en el que sentí tu anticipada despedida.
Maldigo aquel momento cuando lentamente te desplomaste entre mis brazos.
Sí , siempre lo supe, este era un amor único y bello, con un mágico inicio pero un trágico final.
Nadie dijo que iba a ser fácil pero prometí amarte y cumplí.

Te visité a diario.
Ese fue mi nuevo hogar junto a ti,
Juramos estar unidos toda la vida, nunca dijimos dónde.


Odio los hospitales.
Las luces blancas que auguran el cielo que pronto recibirá a estos desdichados que hoy yacen en estas oxidadas camas de fierro.

El olor a formol y a medicina me atormenta, me enferma, me produce náuseas.
Me hace ver la realidad.

Fingí ser fuerte.
Nunca lo fui, tú eras mi mayor debilidad.
Tu corazón entendía mi dolor, tus lágrimas eran la pócima para mi existencia.

Siempre fuimos uno.
Sabías cuando estaba triste, sabías cuando la depresión me carcomía muy despacio, al igual que el destino este era como una asquerosa lepra que me mataba lentamente.

Sigo contando los días, las horas, los minutos, los segundos;
Me quedan...ya perdí la cuenta.
He gastado dos segundos en este suspiro, solo sé que falta poco antes de tu partida.

Lloro. Mi vida, mi corazón, mi alma y mi ser lo presienten,
Hiede a enfermedad, a dolor, a muerte, a un adiós.

Te necesito, hoy más que nunca te necesito.
Necesito encontrarme entre tus brazos.
Mojar tus labios.
Unirme a ti.

Obligaré al tiempo a quedarse estático, aunque sea en mis pensamientos.
Sé que será imposible, pero por lo menos lo tendré en mis más oscuros sueños.
Intento soñar, ni siquiera puedo hacer eso. Tu pronto adiós me quita la concentración.

Fui a nuestro hogar.
te busqué en esa oscura y triste habitación 201, pero no estabas,
En lugar tuyo vi ese lecho inusualmente desordenado.
Un silencio me prevenía, un silencio que te produce escalofríos, un silencio que elimina toda señal de una esperanza que se asoma. Un silencio mortal.

Quise respirar tu último suspiro.
Sé que lo harías por mí y para mí,
Pero llegué tarde.
¡ Maldita sea¡ Llegué tarde para el trágico adiós.

La congestión vehicular que inunda Lima, se alió a mi dolor.
Mi regordete e insensible jefe también.
El destino no quiso que me despida de ti. De mi único amor.

Hoy te fuiste y junto a ti te llevaste mi futuro, mis esperanzas, mis anhelos,
He quedado vacía, sola como una mariposa perdida entre el bullicio de Lima Cercado.

Una profunda tristeza invade mi ser, no puedo concebir que hayas partido.
Admito que nunca regresarás,
Eso vi en tus ojos cuando silenciosamente eras puesto en esa caja de madera.

Lloraba tu madre, tus hermanos, lloraban tus amigos del colegio, los de la universidad.
Todo tu universo lloraba, pero yo no.
Mis lágrimas se habían secado, mis ojos como un desierto lleno de un dolor arenoso que incomprensible es arrastrado por el viento llamado muerte.

Dijimos: hasta que la muerte nos separe, pues no¡ esta vez la muerte tampoco lo lograría.
Vi el que sería tu nuevo hogar,
quise sentir tu calor por última vez, ya estabas frio. Quise percibir tu fragancia pero un olor a formol me inundó en llantos. Comprendí que la dolorosa y repugnante muerte nos había ganado la guerra...

Decidí rendirme caer en las garras de la depresión y morir bajo los efectos cautivantes del suicidio.
Esa sería mi única salida, mi única esperanza.
Regresé a casa, un olor a soledad la invadía.
¿Recuerdas? Decidimos no tener niños, somos muy jóvenes nos teníamos el uno al otro. Eso sería más adelante, pero sí soñábamos con ver crecer a nuestros futuros hijos, engreír a nuestros nietos.
Hoy ya no lo anhelo, si es que tú no vas a formar parte eso no quiero nada.

Tu adiós fue abrupto punzante y doloroso
Decir esta palabra no es fácil, preferiría un ‘hasta luego’, ‘hasta pronto’ o mejor aún ‘nos vemos’


Un auto negro relativa mente viejo, nos llevaría a esa gran despedida, al eslabón final que trágicamente trazó la muerte.
Llegué a aquel lugar innombrable Vi como lentamente se hundieron en se hoyo, mis sueños, mi futuro.

Odio los cementerios.
El olor a tristeza.
El cielo plomo que ya recibió a muchos de los desdichados cuyos restos hoy yacen bajo tierra.
El olor a dolor, tristeza y agua empozada, me enferma, me produce náuseas.
Me mata.

Fue en esa desesperación, en ese agonizante dolor, en ese instante cuando esa cautivante y seductora muerte me convencía ir corriendo a los brazos del suicidio.
Que sentí su amor. Me sentí como una niña en los brazos del padre.

Alguien tomó mi brazo derecho y me dijo. No temas yo te ayudo.
Sentí una paz inexplicable. Encontré una razón para vivir.
Mi vida había terminado destrozada, pero él misteriosamente la reconstruyó.
Su muerte me dio vida y esperanza, su resurrección me dio fe y salvación para mi alma.
Hoy sonrío.

Te amo, nunca dejaré de hacerlo. Querías que sea feliz, sí ahora lo soy.

2 comentarios:

Angel dijo...

aaaaaaaaaggggggghhhhh!!!!!!!! prima! siempre tan original! :)

Me encantó la parte de: "juramos estar unidos toda la vida, nunca dijimos donde"... waaaaa! q chvre!

que BUEN poema, TODO está espectacular... solo que me da curiosidad qué te habrá inspirado? :D

Steph Palomino dijo...

ja ja ja ja ja ay primo¡¡ que curioso¡¡¡ ja ja ja ja ja gracias primo tú siempre apoyando al talento peruano ja ja ja ja, en realidad en un inicio el poema era más corto pero decidí alargarlo para un concurso al que nunca me presenté :P ja ja ja cuando escribi mas corto el poema sí me inspire en alguien , pero le quise dar un toque más melancó,lico y de dolor (mira el poema adios version inicial) luego comprendí que debía darle más esperanza y alargarlo más :P allí no me inspiré en nadie :) Dios me ayudó ja ja ja :) tkm ¡¡