Si vives rodeado de mujeres bellas, elegantes, sencillas, delicadas, fuertes, amables, estrictas, renegonas, chismosas, engreídas, lloronas, "autohumillables", quejosas, observadoras (fijonas), demoronas y mandonas, este blog te permitirá conocer a una más.

El recorrido será largo, desde los cambios emocionales típicos de una fémina, hasta aquellos detalles que te harán suspirar y llorar -incluso si eres hombre y te alucinas un súper macho-. Cada relato te enseñará una nueva lección.

Puede que este blog te ayude a comprender a esa chica con la que sueñas o , todo lo contrario, confundirte aún más. De algo estoy segura, por lo menos al ser escrito por una mujer, las chicas siempre tendremos la razón.

Quiero enseñarte ese camino que me permite agradecer a Dios por su inmenso amor, por ser mujer y por sobre todo: perdonar a esta cosmopolita.

Si tienes alguna sugerencia, escribe aelperdondelcosmopolita@gmail.com

sábado, 21 de agosto de 2010

LAGUNAS MORTALES

Podía mirar a través de la ventana del bus, sentir el dolor de la gente, el sufrimiento, la alegría. Ese día todo fue distinto quien sufría era ella pero nadie lo notaba.

Lo carros emitían sonidos insoportables, algo nada extraño en la avenida Abancay, allí como cómplices acompañantes se encontraban dos monjas:
“el servicio a Dios es importante y también al prójimo hermana”Decía una de ellas.
“lo sé me siento tan orgullosa de ser santa” “pero cobrador, usted me está cobrando más yo no estoy para agarrar de las ofrendas de los fieles ¡que barbaridad¡” vociferaban las religiosas.
Luego hablaban de lo orgullosas que se sentían de entregar su vida por completo a Dios.

Jimena sabía todo, incluso que ese sueño nunca se cumpliría, a sus 17 años llevaba sobre sus hombros un pesada carga, cuando se lo mencionó a su madre ella la tildó de loca y le pidió que no mencionara de esto a nadie. Su padre sufrió lo mismo y fue internado. Hoy está loco, si es que aún no ha muerto.

Era capaz de hacer lo que sea para cambiar su destino, pero no podía. Un dolor la inundó de una cruda impotencia, esa impotencia de luchar contra lo que está ya establecido.
Una niña de apenas 2 años cantaba dulcemente sentada sobre las piernas de su padre, de esta manera su hermosa voz inundaba el vehículo con una armonía envidiable. Jimena lo sabía todo, incluso que ese canto nunca terminaría.

Algunos pasajeros dormían, como presagiando el trágico final que les esperaba, quizás muchos de ellos soñaban con un futuro. Jimena lo sabía todo, menos cómo decirles que ya no lo tendrían.
A veces la muerte se presenta de manera seductora otras veces posesiva como aquel día en el que atrapó el taco de Jimena en la pista y cayó duramente de cara en el pavimento, era seguro que ese bus la arrollaba; pero no, esa vez la muerte solo le daba una advertencia.

El vehículo iba velozmente, no solo era una carrera contra otra empresa de transportes, Jimena sabía que era una jugada contra la vida.

En el asiento del copiloto estaba cómodamente sentada una señora. Mostraba una gran fortaleza física y su estruendosa carcajada intentaba opacar la melodiosa voz de la pequeña. La señora casi pierde su celular cuando el carro misteriosamente casi atropella a alguien. Nuevamente la muerte daba su advertencia.
Ella muy molesta gritó. “oye idiota acaso no sabes manejar animal, no te das cuenta que estás llevando personas y no animales. Todos queremos llegar vivos a nuestras casas”

Jimena lo sabía todo, incluso que nunca llegarían a casa. Tenía una mirada de nostalgia y dura resignación, dos lágrimas inundaron sus ojos. Quería ver a su novio Alfredo. Recordó que Habían planeado encontrarse.

“amor, ¿hoy estás libre?” dijo Alfredo.
No lo sé, ¿por qué ah? termino un trabajo grupal en la casa de Pía y voy a tu casa quiero que me lleves a comer, susurró coquetamente Jimena.
Esa conversación fue interrumpida por un silencio mortal.
Jime, Jime, aló, aló. ¿Estás allí?

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Oh, disculpa Alfre, tuve otro ataque. Murmuró adormecida y perpleja.
Su novio le recomendó que no dejara sus pastillas, Jimena odiaba tomarlas. Ella sabía que las necesitaba pero no quería verse presa de ellas, ya estaba atrapada por ese don y no quería estar dependiente de esos medicamentos.

Pero ese ataque no fue como a los que ella estaba “acostumbrada”. Sus visiones aumentaban y siempre la vencían haciéndola gritar del dolor y golpeando su cabeza contra la pared, a veces se disfrazaban de lagunas mentales. Esta vez todo fue distinto. Este espejismo era diferente, fue una especie de laguna mortal, no tuvo ningún dolor físico. Pero sí hirió su casi extinta alma.

Al carro subieron tres escolares. Estaban insultando a su profesor de turno, uno de ellos lo maldecía por haberlo desaprobado, luego de una cuadra una estudiante de enfermería ingresa a este bus y laberinto que desencadenaría con la expiración de sus anhelos. Ese día el carro se llenó en su mayoría por jóvenes estudiantes y niños quienes recién empezaban a disfrutar la vida.

La muerte es como una caja de sorpresas que sobresalta tu corazón cuando curiosamente haces una jugada. Pero es aún más sorprendente, cuando entre sus garras caen inevitablemente niños, y jóvenes. A esto nadie se acostumbra.

Estado muy cerca a la casa de su novio en la avenida Aviación con Canadá, se puso sus audífonos y escuchó la canción “color esperanza” de Diego torres, suspiró ella aún no perdía la esperanza de vivir. Alfredo le había dedicado esa canción cuando le pidió ser su novia.

Se maquilló, se peinó, guardó la carta, cerró los ojos respiró hondo y esperó.
Una laguna mortal la invadió, por lo menos nos sintió nada.

Un carro chocó fuertemente el vehículo donde se encontraba la muchacha. Misteriosamente todos sobrevivieron, menos uno. Jimena se había extinguido a esa corta edad. La muerte le había tendido una trampa. La joven había visto en cada uno de los pasajeros, los sueños que nunca iba cumplir. Pensó que no era la única, se equivocó hoy la muerte se empecinó con ella.

Ya había preparado todo. Aunque no se había resignado- no quiero pensar eso, ella era muy fuerte-. Dejó su cuarto impecablemente limpio, La ropa bien planchada y las invitaciones a su fiesta de cumpleaños dentro de un mes, selladas en una caja, Esta carta la colocó en el bolsillo de su pantalón. Las visiones se cumplieron. Nunca me lo dijo aunque siempre creí en ella. Quizás pudimos luchar en contra de ese destino fatal que amputó mi alma, por algo era su novio y la amé.

Pudo mirar a través de la ventana, sintió el dolor de la gente, el sufrimiento, la alegría, ese día todo fue distinto quien sufría era ella, pero nadie lo notó, sabía que hoy era el día de su muerte, para ella no fue fácil. Y para mi tampoco, las visiones me las otorgó como herencia.

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